El paradigma crítico denominado también, sociocrítico, racionalidad emancipadora o ciencia crítica de la educación, introduce la ideología de forma explícita y la autorreflexión crítica en los procesos del conocimiento, surge como respuesta a las tradiciones positivistas e interpretativas y pretende despuntar el reduccionismo de la primera y el conservadurismo de la segunda, admitiendo la posibilidad de una ciencia social que no sea ni puramente empírica ni solo interpretativa. Toma postulados de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt a través de los estudios de Adorno, Horkheimer y Marcuse.En la actualidad toma los aportes de los teóricos críticos, entre los que destacan Arnal y Habermas quienes han desarrollado la Teoría Crítica (el primero) y la Teoría de la Acción Comunicativa (el segundo).
De igual forma destacan las aportaciones desde el campo de la etnografía crítica neomarxista, la investigación feminista y la investigación participante. Es por eso que a su valor científico se suma su utilidad social, ya que su fin último es el desarrollo del conocimiento científico y la contribución a la transformación de las desigualdades sociales.
Según Alvarado y García (2008), este paradigma se fundamenta en la crítica social con un marcado carácter socio-reflexivo, pues considera que el conocimiento siempre se construye desde los intereses que parten de las necesidades de grupos sociales, busca la autonomía liberadora mediante procesos de autoreflexión y concientización, que conlleva a los sujetos a los fines de alcanzar su participación y transformación social. Latorre (2007), concretamente en el contexto educativo sobre este paradigma, afirma:
La reflexión en la acción se constituye, pues en un proceso que capacita a las personas a desarrollar una mejor comprensión del conocimiento en la acción, ampliando la competencia profesional de los prácticos, pues la reflexión de la acción a los profesionales para comprender mejor las situaciones problemáticas, y les reconoce la habilidad para examinar y explorar las zonas indeterminadas de la práctica. Reorganiza la forma de pensar sobre la práctica profesional y la relación entre teoría y práctica. La práctica adquiere un nuevo estatus en relación con la teoría. (p.19).
Por eso, la fuente del conocimiento en esta visión del mundo de lo social tiene una marcada orientación al racionamiento dialéctico, pues los problemas sociales no se asumen como un agregado de individuos únicamente, o viceversa, los problemas individuales como una determinación social; en tanto pues se procura “desenredar” las interrelaciones dinámicas, interactivas, mutuamente constitutivas entre la vida del individuo y la vida social. Al respecto Guillen, et.al. (2014) validan esta postura al precisar respecto a este tipo de paradigma en su propia investigación:
Nos adherimos a la idea de que el propósito de la investigación social no solo es la producción de conocimiento, sino la transferencia de éste desde una perspectiva colectiva que incluye la participación de los investigadores junto a los agentes sociales (en este caso los niños y niñas) frente a sus realidades para promover (y hacer posible) escenarios sociales cualitativamente diferentes las realidades de su entorno. De ahí que la experiencia de investigación a que nos referimos, se apegue a una forma de investigar que articula el análisis de la realidad con la acción social. (p. 4).
Uno de los elementos más característicos e innovadores de la metodología usada bajo este paradigma lo constituye la participación de las personas colaboradoras o actores sociales en todo el proceso investigador y en la reflexión conjunta mediante el diálogo igualitario, por eso podemos apreciar la inclusión las voces de las minorías étnicas, de los marginados, de las comunidades locales y de grupos educativos trabajando en equipos de investigación multicultural en diálogo igualitario entre investigadores y grupos investigados.
La dimensión ontológica de este paradigma a través de lo planteado por Guba citado en Gómez,et.al. (2006) al manifestar que la concepción socio crítica parte de un realismo histórico, al asumir que la realidad es aprehendida (entendida) y constituida por estructuras que están situadas históricamente, que son limitadas y que se consideran “reales”; ante la ausencia de compresiones más transformadoras, están cristalizadas como estructuras naturales e inmutables. En consecuencia, dada su apuesta política e ideológica y su naturaleza dialéctica el paradigma sociocrítico se orienta a liberar e identificar el potencial de cambio partiendo de la interrelación entre sujeto y objeto de investigación, y de que las relaciones están influidas por un fuerte compromiso social (Gómez, et.al, 2006, p. 20).
Cabe considerar, por otra parte, los presupuestos más importantes del paradigma sociocrítico para caracterizar este nuevo modo de acercarse a la realidad:
- Asume una visión global y dialéctica de la realidad.
- Toma una perspectiva democrática y participativa ante la investigación.
- Conoce y comprende la realidad como praxis (construcción de teorías emancipadoras).
- Asume una visión transformadora de la realidad.
- Une la teoría y la práctica (conocimiento, acción y valores).
- Orienta el conocimiento a emancipar y liberar al hombre.
- Implica a los actores sociales y al investigador a partir de la autorreflexión.
Los presupuestos nombrados anteriormente guían al investigador y configuran su postura filosófica ante la realidad que estudia, proporcionándole el camino de los métodos a seguir, entre los que destaca la investigación acción y la investigación evaluativa. Por tanto, aunque toda la comunidad se puede considerar el escenario del trabajo investigativo porque se asume que en ella ocurre la dinámica de la participación, el investigador reconfigura su papel tradicional y llega a formar parte de esa comunidad en una forma crítica, mediando los espacios de reflexión-acción-reflexión que conlleve a una transformación concreta de situaciones reales. En tal sentido, precisa una teoría del cambio que vincule a investigadores y actores sociales en una tarea mancomunada que trascienda la dualidad de los roles de la investigación y la práctica.
Entre los teóricos que un investigador socio crítico ha de revisar para alinear su ejercicio científico, completamente alejado del pensamiento tradicional a esta nueva vigilancia epistemológica pueden mencionarse: Michael Appel, Theodor Adorno, Marx Horkheimer, Hebert Marcuse, Erich Fromm, así como Jürgen Habermas, Pablo Freire y Gustavo Leyva.
Texto Extraído de:
Piñero, M. L.; Rivera, M. E. & Esteban, E. (2020) El proceder del investigador cualitativo. Precisiones Para el proceso de Investigación. Capítulo 2. 2da edición. Lima-Barquisimeto, coedición UNHEVAL-UPEL-IPB. https://doi.org/10.46498/upelipb.lib.0001
Disponible en :
https://www.amazon.com/proceder-del-investigador-cualitativo-investigación/dp/9807464196/
2 comentarios en “Paradigma Sociocrítico”
Mil gracias…
Gracias por tu interes Alberta.
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Dra. María Lourdes Piñero
holosxxi@gmail.com