En este contenido, continuaremos con nuestras reflexiones referidas de la primera parte, publicadas el 25-01-2023. Al respecto cabe preguntarse: ¿Qué es investigar? Responder asertivamente a esta pregunta es fundamental si se pretende enseñar metodología de la investigación y más cuando el público con el que interactuamos son estudiantes de educación básica.
Siguiendo los aportes del académico colombiano Hugo Cerda Gutiérrez (2013), investigar es: buscar, inspeccionar, inquirir, indagar, examinar, explorar, rastrear. Todas estas acciones cognitivas y prácticas asociadas al proceso de investigar no se aprenden de un día para otro, ni tampoco a través de meras clases magistrales. De eso no me cabe la menor duda. A investigar se aprende investigando. Esto es un aspecto esencial a tener en cuenta.
Ahora bien, en la educación básica no se suele hablar de los términos técnicos propios de la metodología de la investigación; por ende, es necesario presentarlos de la debida forma a la vez que se ponen en práctica. Como lo dije en el escrito anterior, no se trata simplemente de hacer una propuesta de un ABPY (aprendizaje basado en proyectos), sino que se quiere ir más allá; lo que se busca es que los estudiantes se familiaricen con los términos, los conceptos y los procedimientos básicos propios de la investigación científica y de la investigación social. En este sentido, la metodología del ABPY es, sin lugar a dudas, un excelente punto de referencia para los docentes y los estudiantes, pero con el añadido que implica investigar con el rigor que dictan los principios ya establecidos por la comunidad científica.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, cabe mencionar una idea luminosa de Strauss y Corbin (2002) quienes no dudan en afirmar que “nada se puede comparar con la dicha del descubrimiento”. Este debe ser el principio desde el cual ha de enseñarse a investigar en los colegios y en las universidades, sabiendo además que investigar es, en esencia, un proceso sistemático que nos permite generar nuevos conocimientos, así como conocer mejor la realidad en la que vivimos, interpretarla, analizarla y, ojalá, transformarla.
En el ámbito de la educación básica, quizá, no debamos apuntar al objetivo de “mover la barrera del conocimiento”, que como lo mencioné en el anterior post, es algo cada vez más complejo en esta época de la historia, incluso para los investigadores avanzados. Esto no significa que no se le abra espacio a las ideas disruptivas. Por supuesto que no. En cualquier caso, lo esencial, desde mi perspectiva, es que los estudiantes aprendan a investigar investigando, lo que implica, desde el punto de vista pedagógico, lograr una adecuada simbiosis entre la teoría y la práctica. Los estudiantes aprenderán mejor a diferenciar entre una investigación cuantitativa y una cualitativa si, además de ofrecerles ejemplos concretos de cada una, se les impulsa a desarrollar un tema de su interés y a que escojan cuál es el enfoque más apropiado para responder a su pregunta de investigación.
Esto lo he podido comprobar durante los últimos cuatro años en los que he tenido la oportunidad de acompañar a los estudiantes del Colegio Abraham Maslow en la elaboración de sus proyectos de grado. Allí, gracias a la visión de la rectora y el director de esta institución, fue introducida, desde hace más de diez años la asignatura de “investigación”, en el currículo de educación secundaria. En el tiempo que llevo acompañando el proceso he visto el progreso de los estudiantes y el ascenso en la calidad de sus trabajos. En honor a la verdad debo admitir que no siempre ha sido sencillo y que no todos responden de la misma manera, pero por los ecos que llegan de los que ya están en la educación superior, esta preparación ha sido realmente muy positiva para enfrentar la vida universitaria. Algunos han emprendido incluso la aventura de hacer un doctorado.
Retomando algunas ideas de Strauss y Corbin (2002) y de Cerda (2013), me parece importante poner de manifiesto que la actividad investigativa permite no solo desarrollar las capacidades intelectuales de los estudiantes, sino que además fomenta y fortalece ciertas habilidades importantes para la vida, tales como: la creatividad, el análisis, la síntesis, el pensamiento crítico, el rigor científico, la disciplina, la objetividad, la responsabilidad, la honestidad, y otras más.
Desde el punto de vista netamente académico y cognitivo el proceso de investigar, si se hace con la debida rigurosidad, contribuye positivamente a fomentar el aprendizaje autónomo dando cabida para que el estudiante construya su propio conocimiento, a la vez que genera un auténtico aprendizaje significativo como fruto de la experiencia vivida. En este proceso de aprender a investigar investigando, que concluye con la elaboración del trabajo de grado, el estudiante se acerca al mundo de la ciencia de una manera distinta a como lo haría desde cualquier otra perspectiva metodológica.
Ahora bien, para que todo esto sea posible hay un ingrediente fundamental y es la formación que requieren los docentes que fungen como tutores. Este es el aspecto más complejo del proceso, pues no todos los docentes de este nivel están preparados para asumir el reto de orientar un trabajo desde la óptica de la investigación científica propiamente dicha. Este es tema para otro debate. Solo lo dejo enunciado porque es importante tenerlo presente.
Otro aporte formativo, que surge de implementar esta asignatura en educación secundaria, es la posibilidad de afianzar la habilidad escritural de los estudiantes, además de aprovechar la coyuntura, para discutir con ellos la importancia de no plagiar, citando correctamente las ideas de otros autores, interpretándolas desde la propia perspectiva. Este es quizá uno de los retos más grandes que tenemos como docentes de metodología de la investigación: eliminar la cultura del plagio e incentivar la originalidad. Al tener como finalidad la presentación de un trabajo escrito, esta propuesta abre una nueva puerta para que los estudiantes descubran su propia voz, como autores-investigadores, y desarrollen su capacidad argumentativa.
Elaborado por:
PhD. Jaime Borda Valderrama
Doctor en Ciencias Sociales de la UPNA
Asesor externo de la VIU
Miembro de la Red Académica EoF – Colombia
jaime.borda@gmail.com
CÓDIGO ORCID: 0000-0002-2247-0295
Referencias:
Cerda G., H. (2013) Los elementos de la investigación. Cómo reconocerlos, diseñarlos y construirlos. Bogotá. Editorial El Búho.
Strauss, A. & Corbin, J. (2002) Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Editorial Universidad de Antioquia. Medellín.
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¿Cuéntanos por qué consideras que la enseñanza de la investigación es importante en el nivel escolar? Te leemos en los comentarios…
2 comentarios en “La importancia de enseñar a investigar desde la educación básica – II parte”
Excelente artículo, cómo siempre bien escrito y argumentado
Excelente escrito, todo coherente, saludos cordiales